En algún instante del proceso de coaching, el casi 100% de los Clientes tímidamente y con cierto tapujo me consultan que si pueden hacerme una pregunta. Movidos tal vez por su curiosidad, por su inseguridad o por la necesidad de obtener una respuesta que les dé la tranquilidad de saber que no son los únicos “imperfectos”, que tal vez yo también tenga “taritas” a pesar de que aparentemente muestre un estado sano de equilibrio y ecuanimidad. Me lanzan: “¿Tú también tienes dificultades personales? Cómo te dedicas a lo que te dedicas, ¿tú sabes resolver cualquier tema a la primera, verdad? ¿En algún momento tú también necesitas hacer un proceso como yo con otro profesional?” No sé qué respuestas te habrán surgido a ti responder. Pero a mí, cuando empiezan con: “Sofía, ¿te puedo preguntar una cosa?” Yo directamente les sonrío, me sale ya como una respuesta automática y les digo: “claro, pregúntame”. Y ahí llega, lanzada.

Me quedo unos segundos mirándoles con una sonrisa mucho más pilla y les pregunto: “¿tú qué crees?” Tímidamente suelen compartir que creen que no, que no lo tengo todo resuelto, que también me pasarán cosas como a ellos pero que como me dedico a esto y que como confío tanto en ellos pues que dudan, que se lo cuestionan… y que necesitan ratificarlo.

Generalmente no me extiendo mucho en darles una respuesta más armada y consistente (a no ser que sea necesario) porque creo que una vez que lo sueltan y yo les miro todo queda dicho y respondido. Y veo cómo en cada uno de ellos se desprende un pequeño peso que les hace sentirse aliviados, más humanos, “menos raros” y se llenan de confianza, fe y fuerza para seguir adelante porque de repente se sienten a gusto en el lugar y momento en el que se encuentran transitando, da menos vértigo saber que uno no está sólo.

A terapia no va quien tiene problemas. Problemas tenemos todos. A terapia va quién quiere resolverlos” (desconozco su autor).

Por eso me ha parecido oportuno escribir esa respuesta implícita en una mirada que no doy con palabras, porque considero que hay mucho de fondo, muchas creencias, dudas y cuestiones entorno a este asunto, que nos hacen volvernos recelosos a la hora de dar el paso de comenzar un trabajo de crecimiento personal o en otros casos cuando uno ya se ha embarcado a un proceso y está dentro le puede hacer cuestionarse sus capacidades al entrar en la comparativa con su profesional o con otros de los clientes de éste, pudiendo incluso minar su atoestima.

Personalmente no concibo un profesional que se dedique al ámbito del desarrollo personal sin que se auto-cuestione, se analice y se trabaje de alguna manera primero él, y continúe haciéndolo por siempre a lo largo de su vida; para mí ese es un principio fundamental e incuestionable. Es un caminar constante y un camino sin fin, es la vida misma; vivir despierto y consciente.

A mí me hace humana, me permite conectar con la vulnerabilidad y la esencia de quién me elige para acompañarle en su proceso. ¿Cómo voy a amar sin juicio a quién tengo delante si me considero perfecta o mejor que él? Todo lo contrario, si hay algo concreto que me ha hecho decidir seguir mi instinto, mi camino de entrega a otros, es precisamente que me he desnudado ya muchas veces, me he buscado, he experimentado y he convivido con mis sombras, con mi oscuridad (la que he atravesado todas las veces que he podido), con mis luces y creo que tiene tanto poder entrar en uno mismo, que no puedo permitirme guardármelo para mí, si me es posible acompañar y facilitar la andadura personal de alguien voy a entregarle todo de mí.

Pretendo ser honesta con lo que transmito; comparto desde la sabiduría que a día de hoy he adquirido, acompaño desde dentro porque no sé hacerlo de otra forma; soy poco teórica porque no tengo la virtud de memorizar y retener información como una esponja, pero lo que integro y lo que practico es sólido y por eso puedo transmitir fluyendo; por eso profundizo y toco almas, no porque yo esté iluminada ni porque yo lo tenga todo resuelto.

Por supuesto lo que sí hago como profesional es dejar fuera del despacho mi historia personal; la Sofía que mi ego ha creado, todas esas cuestiones que mi coachee, cliente o alumno creé que tengo resueltas pero no con el objetivo de presentarme elevada frente a él si no para entregarme lo más pura posible, se merece toda mi atención y mis sentidos. Aun así, sigo siendo humanamente imperfecta en cada sesión, en cada clase, en casa exposición pero como cuento con ello está bien, estoy preparada para atender cualquier historia que se cuele, dejarla ir y volver al presente.

Me alegra seguir siendo una observadora activa de mi ser, de la vida y darme cuenta que en la evolución consciente va implícita la libertad, la felicidad que tanto perseguimos; ¿Cómo no voy a querer invitar y acompañar a otros a que se atrevan, de poco aunque sea, a irse encontrando con ellos mismos?

Así que te adelanto y te aclaro, que no, que no tengo la vida resulta, ni ésta es perfecta, ni tampoco yo lo soy. Tengo miedos, inseguridades, muchos conflictos, temas pendientes, bloqueos, angustias… pero los acojo, los abrazos, los enfrento y los transmuto con más o menos esfuerzo, más o menos agilidad, avanzando y retrocediendo pero la constante siempre es la misma, evolucionar, estar despierta y ¡vivir viviendo! Por eso puedo acompañarte en tu camino, porque soy capaz de ponerme en tus zapatos, porque sé que tienes las mismas posibilidades que yo de descubrirte, de acercarte a dónde quieres, porque soy una inconformista y una apasionada del crecimiento personal en todas sus formas. Y si llegas a mí es porque estoy preparada para ti y si llego a ti es porque tú estás preparado para mí; somos el uno para el otro una nueva oportunidad de trabajo, una nueva relación con la que toparnos, vernos y rescatar algún aprendizaje.

La próxima vez que estés delante de un profesional del desarrollo profesional puedes y debes hacerle esta pregunta si quieres, pero antes te invito a que le mires con humildad y como un ser humano tan locamente imperfecto como tú capaz de acompañarte porque toda su alma está preparada y dispuesta para ello.