¡Por favor, tiritas para un corazón “partío”!

 

Aaay…, si esto fuera posible. Si cubriendo el corazón de tiritas cicatrizaran las heridas y se erradicara el dolor, hoy no escribiría un post titulado, 5 remedios para un corazón “partío”, escribiría uno aludiendo a un título que dijese algo así:

El exclusivo remedio infalible para un corazón “partío”.

 

Pero no, no puedo escribir algo así porque no existe ningún remedio infalible para curar un corazón roto, de hecho la lista de remedios que voy a compartir contigo tampoco es medicina que erradique el dolor de inmediato, pero lo que sí te aseguro es que los próximos tips ayudan a apaciguar considerablemente el sufrimiento que te genera ese dolor.

¿Sabes por qué es así?

Porque como dijo en algún momento Buda “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”.

El sufrimiento es el resultado de lo que haces con tu dolor, de cómo te enfrentas a él y como interactúas con él. He preparado una lista que te podrá ayudar cuando tu corazón se encuentre fragmentado y que cuando eso esté sucediendo, decidas aceptar y tomar como propio el dolor, asumiendo que en ese momento es algo real e inevitable, mientras que optes al mismo tiempo por una actitud y una disposición frente él de fortaleza y positivismo.

 

Voy entonces a desvelarte los 5 remedios para un corazón “partío”:

 

  1. Refugiarse en el que sea tu lugar más íntimo, en el que te encuentras arropado, seguro y cómodo. Cuanto más limitado y concreto sea ese espacio mejor, te pongo un ejemplo. Podrías pensar en tu hogar como ese lugar ideal para guarecerte, pero podrías ir más allí, una habitación aislada del resto, incluso dentro de ella un rincón especial, una cama… Acondiciona el ambiente tanto como te favorezca para conectarte con tu dolor (música emotiva, fragancias, iluminación…) Vincula tu ser completo (cuerpo físico, emociones, pensamientos y espíritu) con un elemento muy concreto, percibiendo que lo único que existe y que está teniendo lugar en ese preciso momento eres tú y el sitio en el que te encuentras. Ahí, abrázate a ti mismo o si lo prefieres abrázate a una almohada, a un cojín o a lo que tú quieras y exprésate, permítete exteriorizar tus sentimientos, llora, grita… hasta que te no te quede nada dentro (en ese momento), hasta que te sientas cansado y agotado, preparado para dormir, ahora tu cuerpo necesita descansar.

 

  1. Empatizar con el día. Somos animales y somos energía, y por las dos razones nos sentimos influenciados consciente e inconscientemente por el entorno natural; nos afecta el clima, la luna, el aire, etc.

Estar alineados, movernos y relacionarnos coherentemente y al flow del día, nos conecta con lo que percibimos, con lo que sentimos, con lo que somos, con la fuerza que nos rodea. Si el día está gris, lluvioso y fresco interiorízalo y fúndete con él, bien como para abrazar la calma, la pausa y el recogimiento, bien para salir y apreciar el frío en la cara, la lluvia mojándote, la luz blanquecina y discurrir en sintonía. Si por el contrario, desde la ventana se aprecia un día soleado, una brisa cálida, el canto de los pájaros, el bullicio de la gente paseando, conéctate e imprégnate de ello.

Recuerda que estas propuestas van en pro de rebajar el sufrimiento mientras el dolor persiste.

 

  1. Beber agua sabemos que además de imprescindible es súper beneficioso para la salud y tiene verdaderos efectos sanadores para equilibrar el estado de ánimo, las emociones y el funcionamiento del cerebro.

No esperes a tener sed para beber agua, es mejor beber poquito a poco de manera constante y así, mantenernos hidratos siempre. Durante la noche pasamos largas horas sin ingerir agua por lo que incorporar el hábito de beber un vaso de agua al levantarte sería estupendo, es la mejor manera de que el cerebro empiece a rendir eficazmente y de que se regule nuestro mundo emocional. Pero cómo te comentaba, es importante continuar bebiendo cada hora; el agua mejora la temperatura corporal y del cerebro, aumenta la circulación sanguínea, la oxigenación, elimina toxinas y células muertas y mantiene activas a las células, lo cual permite equilibrar la ansiedad y el estrés.

 

  1. Cambiar los pensamientos posibilita modificar las emociones y por ende las acciones o reacciones (es el orden natural del cliclo: pensamiento genera emoción y ésta provoca una acción). Por otro lado, es la única manera de romper con el círculo vicioso de pensamientos repetitivos al que es tan sencillo y habitual entrar y del que es tan difícil escapar.

Seguramente, éste sea el remedio más complicado de llevar a cabo por dos motivos:

  • La mayor parte de nuestros pensamientos no son conscientes (con lo que no nos hacemos cargo de ellos) y además un porcentaje que me da pavor escribirlo de lo altísimo que es, consiste en pensamientos negativos.
  • Aunque parezca mentira, cuando nos encontramos emocionalmente tocados, como por ejemplo en este caso, cuando el corazón se nos ha hecho trizas, tendemos a reforzar y a afianzar los pensamientos que nos producen malestar y sufrimiento porque el ego es así, necesita alimentarse de ello, ha sido víctima de un ataque a su persona; al mismo tiempo cuando soltamos una relación (del tipo que sea) es habitual recordar en bucle alguno de los buenos momentos que vivimos y sentimos con esa persona, y de repente es como si olvidásemos los no tan buenos, de manera que «desfiguramos la realidad” y el apego a esos recuerdos nos hace sufrir de manera desgarradora y encima conseguimos aferramos a esa emoción de dolor, que aunque parezca incongruente lo que voy a decir a continuación es cierto, acabamos por encontrarnos «cómodos» ese estado, lo tomamos como nuestra zona de confort (os contaré en otro momento por qué ésto es así, es algo muy interesante) y claro, ¿quién quiere salir de su zona de confort? Habitualmente, nadie.

Estas dos razones son las que más obstaculizan la capacidad de cambio de pensamiento, tan sumamente relevante para poder “curar” nuestra herida emocional. En cualquier caso, que sea difícil, ya sabemos bien que no significa que sea imposible, por lo que te voy a dar unas pautas para que pruebes a cambiar tus pensamientos.

  • Se consciente del pensamiento recurrente, puede ayudarte escribirlo en un papel para otorgarle más peso y poder.
  • Pregúntate ¿Para qué estoy pensando esto? (no subestimes el poder de una pregunta, pues ¡es magia!).
  • Sustituye el pensamiento por otro opuesto que te valga, que te fortalezca o transforma el pensamiento inicial por el mismo expuesto de manera positiva, por ejemplo: “no me merezco que me hablen con desprecio” – “me merezco que me hablen con cariño”.

El hecho de cambiar tus pensamientos (poquito a poco) obliga a tu emoción a cambiar, es incompatible tener pensamientos alegres y al mismo tiempo sentir pena, no es posible. Y tu emoción es la causante de tu actuación, con lo que pensamientos positivos, traen consigo emociones amables y ellas nos empujan a superar la inactividad, la pasividad, la inmovilidad…

 

  1. Hacer ejercicio. Esto es pura vitamina para el cuerpo y la mente. Hacer ejercicio reduce la depresión, la ansiedad o el estrés, además incrementa la autoestima (buenísimo para el momento que estamos pasando), sucede porque al practicar deporte en el encéfalo se produce de manera natural endorfina, la conocida como hormona de la felicidad, la cual se encargan de estimular las áreas cerebrales que producen placer al organismo, ya que al liberarlas aumenta el umbral de dolor en el cuerpo o lo que es lo mismo, bloquea la sensación de dolor y hace que emocionalmente sintamos bienestar y calma tanto a nivel físico como mental.

 Aun hay algo mejor, hacer ejercicio para poder beneficiarnos de lo anterior no significa hacer deporte hasta quedar agotados, ni mucho menos, hacer ejercicio pasa por salir a caminar, subir y bajar escaleras, limpiar la casa, practicar yoga suave, etc. En definitiva: moverse, estar activo.

 

Pues bien, estos son los 5 remedios que rescato de mi lista de imprescindibles para curar al corazoncito y seguir adelante con ilusión y abiertos a recibir nuevas experiencias fantásticas.

Sin embargo, en un arrebato de generosidad ; ) me sale continuar compartiendo algunas más contigo, así que venga, te voy a contar otras 5 píldoras muy interesantes, pero para que la información te llegue más segregada lo voy a hacer en el próximo post: 5 remedios para un corazón “partío” parte II.

Espero que estas 5 primeras pautas te hayan resultado útiles o te sirvan si en algún instante sientes el corazón «partío».

Todos mis deseos para que encuentres bienestar y felicidad en tu vida.

Recuerda, CONTINUARÁ. No dejes de leer las siguientes 5 claves para sanar tu corazón “partío”.

Te abrazo,

Foto principal de @demy4gentilis