¿Qué significa entrar en flow? ¿Qué significa para ti fluir?

Entrar en flow, fluir, son expresiones y palabras que me fascinan, de hecho las utilizo con cierta frecuencia, tanto en mis conversaciones internas como en las conversaciones con otros. Es más, últimamente me está llamando la atención que en prácticamente todos los procesos de coaching que hago, en algún momento surge este concepto y curiosamente, el contexto desde el que tiene lugar y las causas que lo generan no tienen nada que ver entre unos procesos y otros; y esto me deja más perpleja, reflexiva y dubitativa todavía.

Sin embargo, lo que me ha invitado a escribir este post nace desde otra reflexión. Te la cuento:

He tenido la suerte de marcharme unos días (recién iniciada la primavera) a vivir a un pequeño pueblito de Gredos, cerca de la conocida Plataforma que conduce en una ruta, por cierto preciosa y cien por cien recomendable, al pico Almanzor. Bien, os decía que me había venido a pasar unos días de primavera a este maravilloso lugar con motivo de un encargo que me habían pedido para pintar un mural en una clínica veterinaria, vamos lo que viene a ser ¡un planazo! (para mí). Y resulta que la primera mañana que me despierto allí, al levantarme y abrir la ventana, me encuentro con un paisaje blanco hermoso, un paisaje completamente distinto al que había dejado por la noche al cerrar la ventana.

No sé cuánto tiempo pasó desde que dejé entrar la luz en la habitación hasta que un pestañeo me rescató del lugar al que sin ser consciente me había marchado y me hizo regresar a la habitación donde me encontraba. No sé cuánto tiempo paso, insisto, pero el tiempo que fuese sucedió durante un estado de flow. Éste es el pre – suceso que desencadena mi reflexión, precisamente que este suceso me volviese a ocurrir no varias veces a lo largo de ese día, sino muchas veces a lo largo de la semana es lo que me hizo preguntarme (no ha sido la primera vez pero si la primera que he tenido ganas de escribir para compartirlo):

 ¿Qué tiene la nieve tan especial que hipnotiza? ¿Por qué al contemplarla caer del cielo y verla pintar el paisaje pierdo el sentido?

En primer lugar, algo muy objetivo y superficial, la nieve enamora y deja perplejo a cualquiera porque vestida con ella hasta el escenario y rincón más terriblemente feo se vuelve bello, precioso. Esto es incuestionable; es tan verdad como que el fuego quema.

En segundo lugar, alzar la mirada al cielo, abrir los ojos y observar, entregados a la causa y sin pretensiones, volar los infinitos copos irregulares y desorientados como plumas que planean hasta llegar al suelo, nos calma y nos apacigua tanto que somos capaces de evadirnos en cuestión de segundos y olvidar todo aquello que hasta ese momento nos era relevante; en ese instante nada más tiene lugar y razón de ser que el movimiento y el ritmo que componen esas motitas blancas en el aire.

¿Encuentras algo de semejanza entre esto y lo que nos provocan otros elementos?

Yo, sí.

El fuego, el mar, la lluvia, una melodía… Todos estos elementos nos incitan y nos facilitan el acceso a un estado de flow. El estado más puro que podemos experimentar porque es en su presencia donde nos conectamos con nuestra esencia.

Fluir es eso, es desprenderse de lo que nos oculta, es desprenderse de lo que nos rodea, es desprenderse del concepto, es sencillamente estar presente, libre y entregado.

Flow, fluir, no es moverse, sino dejarse caer; no es música, sino honesto ritmo; no es dominar, sino confiar.

Gracias mundo por regalarme tantos momentos especiales, gracias por recordarme que puedo ser nieve, lluvia, fuego, agua, aire, melodía, etc. y que puedo planear.

Entrégate tú también al estado de flow. Y cuéntame cómo lo vives y lo sientes tú.

¡Sigamos disfrutando! y siempre, feliz estado de flow.